sábado, 1 de enero de 2011

No me olvides

¡Feliz año nuevo! ^^


Reseña:

No terminas en servicio comunitario por vocación, tan sólo cometiste el error de querer impresionar a tus falsas amigas.

La princesa sale de su burbuja para vivir en la realidad de los enfermos terminales. Lavender House no es el asilo de ancianos que esperas. Crees que no podrás soportar las horas en ese lugar, pero milagrosamente, Gabriel aparece. Ese chico que te hace ver más allá de la burbuja en la que, hasta ese día, viviste.

De ahora en adelante, podrás admirar la belleza de todas las cosas; la luz del crepúsculo, alimentar a los pájaros escuchando a mozart, en la compañía del chico más increíble que seguro conocerás en tu vida.

¿por qué el destino te puso en su camino? ¿un simple juego macabro o algo que, a pesar de ser doloroso, te llenará de un amor como no habías conocido hasta entonces?

¿estás dispuesta a seguir a su lado sin importar que algo tan mortal como la muerte te separé de él? ¿tomarás su mano al morir?
¿escucharás su petición de besarlo para robarle el último aliento?

Jean, muéstrame esa sonrisa cuando escuches a las aves nocturnas cantar, no me olvides


Mi opinión:

Manera de empezar el año nuevo. He decidido partir con un libro que he encontrado en "El Club de Señoritas Literarias". No tendré el descaro de dejar esa versión, descuiden. Hasta me tomé el trabajo de hacer otra reseña.

Bueno, a lo nuestro. Me ha gustado y justo me llega en un momento de hipersensibilidad, así que no me juzguen si dejo entrever que estoy con el pañuelo en la mano al momento de escribir esto.

Tiene una sensibilidad tan absorvente que, a ratos, pienso en algo que me ha estado perturbando estos días.
Y no se confundan, no tengo nada en común con Jean, de partida. Ella rubia, yo pelirroja.
Ni el mismo tipo de chico nos gusta. No sé si seré masoquista o si de plano, me gusta la tragedia, pero me gustó tanto Gabriel. El otro chico, tenía buenas cualidades, pero, tal vez ese instinto maternal que brotó por Gaby, me hizo sentir aversión hacia él.

He anotado unas páginas que me han llamado la atención. Soy muy buena para abstraerme en mis pensamientos y eso ustedes no lo quieren sufrir, ¡creánme!

"
- Gabriel está por morir.
- Ya lo sé.
- ¿De veras? - La directora sonrió con tristeza. - Lo dudo.
- Por supuesto que lo sé - insistió Jean -. Esto es un hogar para enfermos terminales.
- Correcto. Por lo tanto, no habrá transplantes de corazón ni posibles milagros. Pronto Gabriel ya no estará entre nosotros. Sólo quiero que lo comprendas. - Se volvió y se alejó por el pasillo.
- Señora Drake - la llamó Jean -. ¿Cuánto tiempo le queda? - Sabía que ya había hecho esa pregunta, pero quizás… A lo mejor, en esta ocasión recibía una respuesta que le gustara un poco más.
La directora se detuvo, pero no se volvió para mirarla.
- No lo sabemos. Una semana, un mes, dos meses. Ciertas cosas, Jean, quedan simple y sencillamente en manos de Dios"

La muerte ha sido parte de mi vida desde los 4 años. A pesar de ello, siempre me he preguntado como hacer cuando las cosas te vienen de golpe. Jean me sorprende. De partida, parece la típica chica rubia y hueca, pero a medida que pasan las páginas, demuestra toda esa sensibilidad y buen corazón que hay en ella. Gabriel, con su pesadez, me recuerda a como soy yo frente a las demás personas. Pero creo que él ha tenido mayor suerte con Jean, ya que le soporta estas rabietas e ironías, bueno, quizás porque es demasiado buena como para pelear con un chico que morirá.
Es curioso, pero ni toda la preparación del mundo puede ayudarte a recibir mejor la muerte de un ser querido. Me pregunto cuantos pueden realmente apostar a quedarse.
Yo no podría, saldría huyendo. Para mí, enfrentar mis emociones es algo impensado. Pero esta chica, lo soporta. Vamos, que sé que es solo un libro, más las emociones, son completamente humanas y universales.

Durante media hora escucharon música clásica y arrojaron migas de pan para los pájaros. El viento no dejó de azotarlos en ningún momento. Las ramas del árbol y las hojas de la palmera parecían seguir el compás que marcaba el estéreo de Gaby.
Fue maravilloso, mágico. El mal humor y la jaqueca de Jean desaparecieron. No pudo determinar por qué había gozado tanto con aquella experiencia.
Quizás fue porque era la primera vez que se tomaba el tiempo para contemplar a los pájaros o, quizás, porque el entusiasmo que Gabriel mostraba ante las cosas más simples de la vida parecía muy intenso.
No lo sabía, pero tampoco le importaba. Lo único que sabía era que nunca volvería a sentir el caluroso Santa Ana contra su piel sin pensar en lo bueno que era estar viva.

No quiero pensar que hay que conocer a un enfermo terminal para disfrutar de esta clase de cosas, me niego a aceptarlo.
¿por qué siempre pasamos a prisa cuando caminamos? No nos fijamos si pisamos a alguien, si la hoja que haces crujir con tu pie se ha lastimado.

A lo largo de mi vida, he comprendido que la belleza se esconde en las pequeñas cosas de la vida. Si les cuento un secreto, les diré que soy pésima para dejarme conquistar. Creo que los hombres tienen muy adherido a la mente que deben ser todo lo seductores y consentidores del mundo. Que las mujeres necesitamos sólo regalos costosos.
Llámenme romántica incurable, (cosa que negaré hasta morir), pero disfruto más de la compañía que de las demostraciones materiales de afecto (manera horrible de ver las cosas, lo sé).
Es terrible sentir que sólo la muerte te puede traer esta sabiduría, así que, por favor, admiremos un atardecer sin importar qué.


Robó una mirada en dirección a él y notó que también contemplaba la calle. Tenía un brillo especial en los ojos y una sonrisa en los labios. A la tenue luz del ático, Jean observó cuan delgado estaba su rostro: la piel parecía estirada al máximo sobre los huesos, y tenía la boca quebrada en líneas de dolor.
― Gabriel ― susurró ―, ¿te sientes bien?
― No ― admitió. No se volvió para mirarla. Por suerte. ― Nunca más volveré a sentirme bien.
― Sería mejor que te acostaras y descansaras. ― Parpadeó muy rápido para contener las lágrimas que se habían acumulado en sus ojos.
― Todavía no ― afirmó con vehemencia, aunque no levantó el tono de voz ―. Esta puede ser la última vez. Quiero verlo todo, grabármelo en la mente para no olvidarlo jamás.
Jean sabía a que se refería. Se mordió el labio, se volvió y siguió mirando por la ventana. Una lágrima rodó por su mejilla. La dejó caer. Demonios. Gabriel pensaba que seria la última vez que vería llover. Trató de olvidarse de eso y tragó saliva. No permitiría que fuera testigo de su llanto, de lo mal que se sentía por él. No le gustaría su compasión.
― Oye, Princesa ― murmuró a su oído ―, no dejes que todo esto te afecte. No te traje aquí arriba para hacerte llorar. Solo necesitaba a alguien para compartir esta belleza. Nada más.


¿cómo será el saber que pronto morirás? ¿podrías aceptar la muerte con tanta paz?

Siguiendo con el cúmulo de honestidad, desde hace años que sufro de depresión, toda la vida, de hecho. La muerte para mí es un trámite, sólo porque estuve a pasos de experimentarla. No por una enfermedad, se entiende, aunque lo mío si lo es, de todo modos.

Supongo que la gracia de la muerte es morir acompañado de alguien que quieres, de ser posible. No entiendo a los que dicen que nacimos solos y morimos de igual manera. Esas personas se engañan a sí mismas. Debes llevarte contigo, a la siguiente aventura, muchos recuerdos de la persona a la que quieres.
Sé que hay un mundo nuevo más allá, esa luz es inexplicable.
Jean y Gabriel han llegado a este frío corazón, no sé si lo han notado. Bueno, si se han quedado a leerlo todo. No se aflijan, sé que es una lata leerlo todo.



― Nunca salen las cosas como uno quiere ― sollozó ― Y yo ya perdí la fe en los milagros.
― En eso te equivocas, Princesa ― murmuró, con los labios rozándole la oreja ― Ocurren milagros a diario. Sólo que a veces no los ves.

Cheryl Lanham removió mi fibra sensible en tantos los sentidos. Justo en esta parte empezó a sonar esa canción que oculto a los demás, "No Promises" de Shayne Ward.
Los milagros. Esta cínica que les escribe dice no creer en ellos. Ahora, no sé qué pensar. No es que el libro haya cambiado mi perpectiva de vida, no. Pero me hace pensar en cosas que evito, cual capitán de barco naufragar.
Creo que esta canción, y quizás el video podrían decir que tipo de relación lograron tener Gabriel y Jean. No quiero mencionar a Nathan, por una razón que desconozco en estos momentos.

Las cosas, las más importantes, son las que uno menos busca. Te llegan en mitad del camino, con una delizadeza y sentimientos indescriptibles o de golpe, sin posibilidad de atinar.
Oh, las emociones son el suicidio del psicópata.


Si el tema en cuestión no hubiera sido los sentimientos del uno por el otro, Jean habría soltado una carcajada al verlo con la boca abierta. Aquellos sentimientos que la confundían, que la torturaban, que la mantenían despierta toda la noche tratando de determinar qué clase de persona era en realidad.

La ironía es fatal. ¿cómo te puedes enamorar de alguien que sabes que morirá? Hay que tener cojones.
Envidio la libertad de los escritores (hasta que publique mil novelas, podré decir: "Soy escritora", antes no), y dicen que uno escribe lo que, en la realidad, es imposible de hacer.
Es tan cierto, yo soy muy romántica cuando escribo, pero una paleta helada con la gente.
Cheryl, ¿cómo será ella?
¿será la época que estoy así? Falta una noche para año nuevo, son las 2:18 am, escucho Shallow Sleep y el ruido del auto de mi vecino ¬¬

Quiero amar, pero soy cobarde. Eso es lo que me aqueja, y justo decido leer esto ¬¬ Grandes ideas pasan por mi mente esta singular noche


- No me arrepiento - dijo Gabriel con suavidad -. Lo único que lamento es que no haya sido en otro momento, en otro lugar. Sólo lamento estar atrapado en un cuerpo que se está gastando mucho antes de lo debido.
- Nunca se sabe - afirmó ella con pasión -. Todos los días ocurren milagros. Tú mismo lo has dicho.
Gabriel le sonrió con tristeza.
- Bueno, uno ha ocurrido: te conocí.
- ¿Pero en qué nos ha beneficiado? - Razonó ella con amargura -. No sé qué es lo que siento por ti. No sé qué es lo que siento por Nathan. Santo Dios, soy una ignorante. Sólo estoy segura de que estoy partida en dos.
Gabriel extendió la mano y le tocó el hombro.
- Nunca sabrás lo bien que me ha hecho conocerte - dijo -. Jamás tendré oportunidad de llevarte al cine, ni de invitarte a caminar por la playa, ni de hacerte el amor, pero todos los días agradezco a Dios haberte tenido en mi vida por un tiempo. Eso es un milagro, Jean.


Sentir.. diablos, ¿por qué nos cuesta tanto a algunos?, ¿es que las heridas nunca sanan? Porque yo soy de las que cuando quieren realmente algo, ya el tiempo ha caducado hace mucho.
Desearía tener el mismo valor para arriesgarme, pero no, soy la Hemingway obstinada ¬¬
Por favor, nunca se lamenten por algo, sólo háganlo, no pierdan el tiempo con dudas, con recelos, tonterías.
¿qué me desvié del tema? haha Ya lo dije, mi abstracción es superior a mí


- Por Dios - bufó él como pudo -, ya basta. Todavía no estoy muerto. Mis cuerdas vocales aún funcionan. - Con enorme esfuerzo, levantó la mano y la apoyó sobre la cabeza de la chica, enredando los dedos en su cabello- Quiero tocarte por última vez.
Jean lloró en silencio. Las lágrimas rodaron por su rostro y terminaron en el cuello de Gabriel.
- ¿Me oyes? - preguntó él.
- Si.
- Dos cosas. - su voz se apagaba. -Quiero saber algo. Si nos hubiéramos conocido en otra época, en otro lugar, ¿Habrías podido amarme?
- Te amo ahora y aquí - gritó ella con pasión-. Eres el mejor amigo que he tenido en la vida…

Cuando crecía y perdía a quién quería, me hice la promesa de no querer más con tanta intensidad, ¡diablos, si que era una loca!

Que dulce la historia presentada aquí. El amor traspasa a las clases sociales, el color y el tiempo. La muerte. El amor llega tan pronto y de manera inevitable, ¡tontos los que lo evitan!
Oh, mi parte cínica me dice que sólo se ve eso en ficción, pero afortunadamente, tengo el recuerdo de mi abuela y mi abuelo. ¿qué habría sido de mi pobre ser sin ellos?
Me gusta pensar que están esperando en algún lugar y que los veré cuando sea el momento.


Faltaba poco para las tres cuando partió para siempre. Precisamente en el segundo antes de su fallecimiento, Jean sintió que sus dedos apretaban la mano.
- Bésame - Le pareció oírlo decir.
- ¿Gabriel?... - pero cuando miró, seguía con los ojos cerrados. Se acercó a él y, con suma delicadeza, rozó los labios con los suyos. El débil apretón de manos se aflojó.
Gabriel había dejado de existir.

Un último beso para decir adiós.

Debo reconocer que lloré. Soy muy llorona cuando veo películas o leo libros. En la realidad, soy, como diría un amigo, una combinación de Jet Li y rambo hahaha Se los dejo a su imaginación.

Quiero comenzar el año nuevo así. Llena de vida y con el corazón lleno de amorsh. Da lo mismo si logro entregarle amorshh (no me hagan escribir esa palabra como se debe, por favor) a algún hombre (cosa improbable; ya que, mis estándares se elevaron)

No, hablando en serio. Es la primera reseña que hago en la vida, el primer análisis, bueno, el primero que publico.
Cierro con una estrofa de Shallow Sleep, que sino, se aburren:

"Pensé que te vi, durante un momento demasiado breve, antes que la luz del día llegara.
Más mi corazón está latiendo rápidamente.Tal vez, nos volveremos a ver.

Un artista sin pincel no puede pintar sobre el lienzo. Sin ti aquí, no hay color... Un paisaje sin color"

Si lo quieres, envíame un email al correo de contacto que aparece en mi página. 

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