Por otra parte y nada que ver con esto, ¡El martes será mi día!
Es una tontería para algunos, pero me muero de ganas de ver a Stephen Hawking en The Big Bang Theory T_T
Me hizo comprender la belleza de la física, del cosmos y bueno, creo que gracias a ese amor pude concentrarme en tener buenas notas en esa materia :p
Ahora, Paola, aunque sea en un domingo, me siento feliz de cumplir con la semana prometida para la traducción. Espero que te guste y gracias por contribuir a la creación de entradas de mi blog y por distraerme la mente, como le he dicho a muchas personas ^^
“El único paraíso es el paraíso perdido”
-Marcel Proust-
Gilda era la
misma, como siempre lo había sido. Y qué alivio también, se encontró pensando Lena. Era buena cosa
poder contar con la vanidad humana y el avance de la condición física enloquecida
requería de esteras y espejos.
No sería igual en un corto tiempo más. Las cosas eran diferentes, las cosas
habían desaparecido.
Carmen, por ejemplo, lo había hecho.
-Realmente, no
puedo ver cómo podemos hacer esto sin Carmen-
dijo Tibby. Como era su costumbre, había llevado su cámara de vídeo para
la posteridad, pero ella no la había encendido. Nadie estaba muy segura de
cuándo comenzaría dicha posteridad, o si tal vez, ya había iniciado.
-Así que,
quizás, no debemos intentarlo- dijo Bee
- Tal vez, deberíamos esperar hasta que podamos hacerlo juntas.
Lena había traído
las velas, pero ella no las había prendido. Tibby había traído el ceremonial de los malos años ochenta, la música de
aeróbic, pero no la había puesto.
Bee había
puesto valientemente las copas de Gummi,
los gusanos y los Cheetos, pero ninguna estaba comiendo.
-¿Cuándo
podría ser? - Tibby les preguntó. -En serio, creo que hemos estado tratando de
vernos desde el pasado mes de septiembre y no creo que haya ocurrido alguna vez.
-¿Qué hay de
Acción de Gracias?- Lena le preguntó.
-¿Recuerdas
que yo tenía que ir a Cincinnati para el cumpleaños cien de la bisabuela de Felicia?- dijo Tibby
- Oh, sí. Y ella tuvo un accidente cerebro- vascular - dijo Bee. -Eso fue después
de la fiesta.
-Y Carmen se
fue a Florida durante la Navidad - dijo Lena. - Y ustedes dos estaban en Nueva
York en Año Nuevo.
-Muy bien, así
que ¿qué hay de dos fines de semana a partir de ahora? Carmen estará de regreso
para entonces, ¿no es cierto?
-Sí, pero mis
clases comienzan el veinte de junio. -
Lena juntó las manos sobre sus rodillas, sus grandes pies descalzos sobre el piso pegajoso de pino. -No se puede perder el
primer día de la pose o voy a terminar atrapada en una esquina o mirando a la
rótula de la modelo durante un mes.
-Está bien, el
cuatro de julio, entonces- dijo Tibby
razonable. -Nadie tiene escuela o cualquier cosa ese viernes. Podríamos
reunirnos de nuevo aquí para un largo fin de semana.
Bee se desató
el zapato. – Tengo un vuelo a Estambul
el 24 de junio.
- ¿Tan pronto?
¿No puedes irte después?- le preguntó Tibby.
La cara de
Bridget se llenó de pesar. -El programa nos puso a todos en este vuelo charter.
De lo contrario, tendrías que añadir otros miles de dólares y encontrar tu
propio camino hasta el lugar.
- ¿Cómo Carmen puede perderse esto?- Tibby les
preguntó.
Lena sabía lo
que quería decir. No estaba bien para ninguna de ellas perderse este ritual,
pero especialmente, no para Carmen, a
quien le había importado tanto.
Bee miró a su
alrededor. - ¿Perderse qué, sin
embargo?- -preguntó, como retándolas a
negarlo.
-Este no es
realmente el inicio, ¿verdad? - Ella hizo un gesto hacia los pantalones, lo
dobló obedientemente en el centro de su triángulo. - Quiero decir, no
oficialmente. Lo hemos estado usando durante todo el año escolar. No es como
los otros veranos, cuando éste era el inicio y todo. -Lena no estaba segura de
si se sentía reconfortada o contrariada por esta declaración.
-Quizás eso es
cierto- dijo Tibby. -Tal vez, no es necesario “el lanzamiento” en este verano.
-Debemos, al
menos, dejar lista esta noche, la rotación- dijo Lena. -Carmen, sólo tendrá que
vivir con ello.
- ¿Por qué no
mantener la misma rotación que hemos tenido hasta ahora? - sugirió Bridget, enderezando
las piernas delante de ella. – No hay razón para cambiarla sólo porque es
verano.
Lena se mordió
la piel alrededor de la uña del pulgar y consideró la verdad práctica de esto.
El verano solía ser diferente. Era el
momento en que se iban de casa, se separaban, vivían vidas separadas con diez semanas de duración, y contaban con los
pantalones para mantenerlas juntas hasta que se reunieran. Ahora el
verano sería más de lo mismo. Estar separadas no era la excepción, Lena
reconoció, era el rol.
“¿Cuándo
estaremos todas, otra vez, en casa?” Eso era lo que quería saber.
Pero cuando pensaba en ello, lógicamente, lo sabía: No era sólo la respuesta la que había cambiado, era la pregunta. ¿Ya no
sería más su hogar? ¿Qué contaría como el status quo? El hogar era un tiempo y este, había pasado.
Ninguna estaba comiendo los gusanos de Gummi. Lena sentía
que comería una o lloraría.
-Así que vamos
a mantener la rotación- repitió ella
tristemente.- Creo que conseguiré la que viene.
-Lo he escrito-
dijo Tibby. - Listo.
-Bueno. - Lena
miró su reloj. - ¿Deberíamos irnos?
- Supongo -
dijo Tibby.
-¿Quieren
parar en el restaurante Tastee de camino a casa?- preguntó Bridget.
-Sí- dijo Tibby, recogiendo los efectos de un
ritual que no había ocurrido. - Tal vez, podríamos ver una película después. No
puedo tolerar a mis padres esta noche.
-¿A qué hora se irán mañana?- preguntó Bee.
-Creo que
tomaremos el tren de las diez - dijo Tibby. Lena y Tibby se irían juntas:
Tibby bajaría en Nueva York para comenzar sus clases de cine y su trabajo en Movieworld, y Lena se dirigiría a Providence para cambiar los dormitorios para
el verano. Bee pasaría un tiempo en casa antes de irse a Turquía.
Lena se dio
cuenta que ella no quería ir a casa por el momento tampoco.
Recogió los pantalones y los acunó
brevemente. Tenía una sensación que no podía nombrar exactamente, pero sabía que no había tenido relación con los pantalones
anteriormente. Ella había sentido agradecimiento, admiración, confianza.
Lo que ella
sentía en ese momento aún contenía todo eso, pero esa noche se mezcló con un
leve sabor de desesperación.
“Si no los
tuviésemos, no sé lo que haríamos” se encontró pensando, mientras Bee abría la
puerta de Gilda, que se cerró detrás de
ellas y caminaron lentamente por las oscuras escaleras.
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