Ay, Dios, no sé cuantos pueden ir por la calle sin sentir un nudo en la garganta al ver tantos animales callejeros y díganme si en Calama no hay perros abandonados a cada dos pasos ¬¬
Y no basta con tener la bolsa de comida porque ahora está la estúpida Ley que prohíbe y sanciona a aquellos que intentamos ayudar.
La verdad es que no bastaría sólo con alimentarlos, no, porque luego de esto quien sabe qué más les sucederá a los pobres perros al quedar a su suerte.
Por la hora del almuerzo salí a comer con mi amiga y mientras íbamos caminando por Antofagasta observé que un idiota no encontró nada mejor que empezar a darle puntapiés a un perro que dormía en el suelo mientras hacía fila fuera de una heladería. Por supuesto que se me fue todo de la mente y me paré en medio del estúpido y de sus amigos para impedir esto.
Después visitamos la feria y ahí se me vino el alma al suelo; aun seguían en una jaula esperando ser regalados tres gatitos amarillos con las miradas más tristes del mundo, sobre todo uno y me detesté por vivir sólo en una pensión y no poder tenerlo, pero en mi mente me dije que traerme uno y dejar a los otros sería una crueldad enorme. De igual modo, preguntaré, aunque adivino que se me dirá que no.
Así que insto a la gente que vive en Calama a que vaya a esta feria (la que queda entre Vivar y Antofagasta) y adopte a alguno de estos bebés. Se les nota desnutridos y muy necesitados de calor humano.
Por mi parte, me comprometo a donarles la comida, la ida al veterinario para que les pongan sus vacunas, porque yo no puedo tenerlos acá en mi habitación. Y sobre el alimento, yo puedo donar un saco mensualmente, por favor.
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