Nada como cocinar a ciegas

Cocinar es casi una tortura para mí o más bien, una tortura para el que pruebe lo que cocine. Creo que le hace bien a mi salud mental reconocerlo. Hoy estuve sola en casa, así que me encargaron preparar una salsa, que sería el acompañamiento del arroz que había hecho el día anterior. Supongo que la cocina improvisada es lo mío, aunque admito haber llamado a mi hermana cada diez segundos para preguntarle algunas cosas que me ponían con los nervios de punta. Decidí documentar cada uno de los pasos de mi acto delictivo.

No sabía que debía descongelar la carne la noche anterior. Menos mal que mis hábitos nocturnos me tenían despierta y a las 3:00 am bajé a dejarla en el horno, dentro de la olla que ven. Así estaba la mañana anterior, ayer.

¡Horror! Tocar una cebolla y el ajo me provoca naúseas T_T








Con valentía digna de soldado romano añadí la carne.
No saben los hombres machistas como deberían valorar a sus esposas. Oda a las dueñas de casa ^^






A ese punto ya me sentía superior. No se estaba quemando, lo que me sorprendió enormemente







Y lista para pasar al siguiente paso









No le hago promoción al Jumbo, era lo que había a mano. Y me emocioné
con la nueva ciencia oculta de la cocina










Creo que no se aprecia el temblor de mi mano. Hasta una simple salsa me puede hacer cometer un acto de torpeza de inmensa magnitud jaja







Ahí recordé que debía echarle agua también. Un error imperdonable





Y comenzó a hervir. Creo que saltaba de la emoción, incluso escuché una ovación desde la gradería del coliseo romano.









A calentar el arroz que, por cierto, es lo único que sé hacer y me sale mejor que a mi madre ^^






Mi perfecta montaña de arroz que....










Minutos después, se desplomó T_T
Pero logré el propósito, la salsa 1313 jaja





No es una obra de arte, pero fue una suerte que no me saliera a lo Pollock (que no hiciera estallar la olla) Imaginen la calamidad de la cocina jaja





Y así, llego al fin de mi experimento, del que logré salir viva y ¿quién me dio el visto bueno? Mi gato jajajaja