No sé que santa cosa habré hecho en mi vida pasada como para que llegue a mis manos este libro T_T Si, fue mi hermana mayor, que moría de ganas de leerlo
Reseña:
La segunda guerra mundial da pie a esta conmovedora historia.
Bruno es un niño que no entiende de maldad, salvo la que su hermana Gretel y las tres mejores amigas de esta le hacen conocer.
Su padre es un hombre que ha escalado posiciones y luego de una interesante cena con el Füher (Líder, en alemán), se decide que su Vater debe partir a Auschwitz.
En este sombrío escenario, el niño conocerá a Shmuel, un chiquillo rapado y que lleva un singular pijama de rayas.
Los dos se harán amigos, a pesar de que una reja, llena de prejuicios y odio, los separa, aquella traicionera que un día Bruno se atreverá a cruzar.
Bruno es un niño que no entiende de maldad, salvo la que su hermana Gretel y las tres mejores amigas de esta le hacen conocer.
Su padre es un hombre que ha escalado posiciones y luego de una interesante cena con el Füher (Líder, en alemán), se decide que su Vater debe partir a Auschwitz.
En este sombrío escenario, el niño conocerá a Shmuel, un chiquillo rapado y que lleva un singular pijama de rayas.
Los dos se harán amigos, a pesar de que una reja, llena de prejuicios y odio, los separa, aquella traicionera que un día Bruno se atreverá a cruzar.
Opinión: Sumergirse en estas páginas es encontrarse con una caja de Kleenex esperándote en la mesita de noche, ¿escribí una? :S
Verán, mi hermana mayor quería leer este libro; ya que, se lo habían recomendado, así que, como buena hermanita, se lo compré. Cuando llegamos a casa comenzó a leerlo, pasó media hora y la sentí hipando (leemos rápido) y me dijo: "Y yo que pensaba que este era un libro alegre"
John Boyne, ese hombre irlandés, ha sabido introducirse en nuestras vidas presentándonos a este singular niño.
Bruno es la inocencia pura, no sabe nada de diferencias políticas ni de credos, se ocupa de vivir en su mundo con sus tres mejores amigos para toda la vida :)
Pensándolo bien, tal vez, este libro requería que el protagonista fuese un niño, aquel que no tuviera la mente manchada por esas ideologías de sangre pura. No me imagino a Bruno de adolescente, su visión habría sido distinta, colmada de pensamientos autoimpuestos en algún colegio.
Al abandonar Berlín, deja a todos atrás. El siente que su abuela no vaya, piensa que sería más entretenido con ella. Ojalá lo hubiese acompañado, pues habría sido la confidente del niño.
Llega a una casa tan distinta a la suya, no le gusta, mucho menos cuando llega a su cuarto y se asoma por la ventana, le da extrañeza lo que sus ojos ven. Pero cruza los limites, intuye por su desarrollada sensibilidad, que aquella vista que le da la ventana de su habitación, esconde algo triste y sobrecogedor. Intenta saber porque hay una reja enorme que separa a su casa del resto, ¿quiénes son esas personas con pijamas de Rayas?, ¿por qué su Vater no ha sido más considerado y no lo ha dejado jugar con esos niños que viven al otro lado? ¿por qué lo ha privado de esa alegría?
En este camino, de buscar la verdad a semejante misterio, recurre a sus ideas de detective en ciernes y es así como se encuentra con Shmuel, un niño de su edad, ¡nacido el mismo día que él!, algo flaco y de mirada triste.
Se hacen amigos, Bruno sólo habla de si mismo y de sus tres mejores amigos para todo la vida, a los que el paso del tiempo, logra borrar de su mente.
Pasan días sentados uno frente al otro, separados, pero los dos, a la larga, se toman cariño, encuentran un punto de comunión, su secreto.
Un día, aquel trágico día, en el que Bruno debe decir adiós, los dos toman una decisión, este le ayudará a Shmuel a desvelar el misterio de la desaparición de su padre. La reja ya no será un impedimento para ambos.
¡qué triste y hermoso libro!
Lo recomiendo completamente. No teman llorar, eso es señal de que aun son seres que sienten, ¿no es un buen regalo eso?
Verán, mi hermana mayor quería leer este libro; ya que, se lo habían recomendado, así que, como buena hermanita, se lo compré. Cuando llegamos a casa comenzó a leerlo, pasó media hora y la sentí hipando (leemos rápido) y me dijo: "Y yo que pensaba que este era un libro alegre"
John Boyne, ese hombre irlandés, ha sabido introducirse en nuestras vidas presentándonos a este singular niño.
Bruno es la inocencia pura, no sabe nada de diferencias políticas ni de credos, se ocupa de vivir en su mundo con sus tres mejores amigos para toda la vida :)
Pensándolo bien, tal vez, este libro requería que el protagonista fuese un niño, aquel que no tuviera la mente manchada por esas ideologías de sangre pura. No me imagino a Bruno de adolescente, su visión habría sido distinta, colmada de pensamientos autoimpuestos en algún colegio.
Al abandonar Berlín, deja a todos atrás. El siente que su abuela no vaya, piensa que sería más entretenido con ella. Ojalá lo hubiese acompañado, pues habría sido la confidente del niño.
Llega a una casa tan distinta a la suya, no le gusta, mucho menos cuando llega a su cuarto y se asoma por la ventana, le da extrañeza lo que sus ojos ven. Pero cruza los limites, intuye por su desarrollada sensibilidad, que aquella vista que le da la ventana de su habitación, esconde algo triste y sobrecogedor. Intenta saber porque hay una reja enorme que separa a su casa del resto, ¿quiénes son esas personas con pijamas de Rayas?, ¿por qué su Vater no ha sido más considerado y no lo ha dejado jugar con esos niños que viven al otro lado? ¿por qué lo ha privado de esa alegría?
En este camino, de buscar la verdad a semejante misterio, recurre a sus ideas de detective en ciernes y es así como se encuentra con Shmuel, un niño de su edad, ¡nacido el mismo día que él!, algo flaco y de mirada triste.
Se hacen amigos, Bruno sólo habla de si mismo y de sus tres mejores amigos para todo la vida, a los que el paso del tiempo, logra borrar de su mente.
Pasan días sentados uno frente al otro, separados, pero los dos, a la larga, se toman cariño, encuentran un punto de comunión, su secreto.
Un día, aquel trágico día, en el que Bruno debe decir adiós, los dos toman una decisión, este le ayudará a Shmuel a desvelar el misterio de la desaparición de su padre. La reja ya no será un impedimento para ambos.
¡qué triste y hermoso libro!
Lo recomiendo completamente. No teman llorar, eso es señal de que aun son seres que sienten, ¿no es un buen regalo eso?
Siento mucho lo de tu concurso Runi!!De todos modos aun no se acabó el plazo de inscripcion no??Igual se apunta alguien nuevo. Bueno yo seguiré leyendote desde aqui. Un beso!!
ResponderEliminarHola: hahaha No me hagas caso, me quejo a cada tanto yo, es mi naturaleza, María Gracia :)
ResponderEliminarTe agradezco el ánimo, un abrazo