jueves, 25 de abril de 2013

Las Crónicas de Bane: Lo que realmente sucedió en Perú: 1791


Debo confesar que no he leído ningún libro de Cassandra Clare y que el nombre de Sarah Rees Brennan me era totalmente desconocido hasta que mi amiga estimada y bien amada Janita (rival en el fútbol ¬¬), me preguntó por este libro. Por favor, si llega a estar este ejemplar en español, compren el libro y así me quito esta carga mental de mi negra conciencia.

Janita, no debes agradecerme, ya que cada vez que tenga tiempo será un gusto echarte una mano y ya luego me pagas con algún hombre sujeto a una cama :O

Cariños para ti, hace un frío tremendo y estoy como abuelita casi tapada hasta las orejas :p

O_O Y dedicada para la hermana de Janita, se me olvidó hahahaha Hipnotiza a esta niña para que se decida y lo lea, por favor, ¿tu hermana ve porno? :O haha No me resistí, diablos ¬¬


Prefacio

Según Cassandra Clare y Sarah Rees Brennan


En la vida de Magnus Bane resultó un momento triste cuando fue expulsado de Perú por el Consejo Superior de brujos peruanos. No se debía sólo a los carteles de SE BUSCA que habían pasado alrededor del Submundo en Perú, que lo volvía tan tremendamente desfavorable. Era porque Perú era uno de sus lugares favoritos. Había tenido muchas aventuras allí y albergaba muchos recuerdos maravillosos, empezando por el momento en el año 1791 cuando él había invitado a Ragnor Fell a unirse a él para una escapada de festivo turismo en Lima.


1791

Magnus se despertó en su posada que estaba en una carretera hacia las afueras de Lima, y una vez que se hubo ataviado en un chaleco bordado, pantalones, y zapatos con hebillas brillantes, fue a buscar su desayuno. En su lugar se encontró con la dueña de casa, una mujer regordeta cuyo largo cabello estaba cubierto con un mantillo negro, quién se encontraba en una profunda y problemática conferencia con una de las chicas del servicio acerca de una reciente llegada a la posada.

-Creo que es un monstruo marino- escuchó susurrar a su anfitriona. -O un tritón. ¿Podrán sobrevivir en la tierra?

-Buenos días, damas- Magnus llamó. -Suena a como que mi invitado ha llegado.

Ambas mujeres parpadearon dos veces. Magnus puso el primer parpadeo sobre su vívida vestimenta, y el segundo parpadeo, más lento hacia lo que acababa de decir. Él les dio a ambos una onda alegre y vagó a través de las anchas puertas de madera y por el patio hacia la sala común, donde encontró a su compañero brujo Ragnor Fell merodeando atrás de la habitación con una taza de chicha de molle.

-Tomaré lo mismo que él está sosteniendo- dijo Magnus a la sirvienta. -No, espera un momento. Quiero tres de lo que él tiene.

-Diles que voy a querer lo mismo- dijo Ragnor. -He conseguido esta bebida únicamente por algunas señas que he hecho.
           
Magnus lo hizo, y cuando volvió la mirada hacia Ragnor, vio que su amigo lucía como el mismo de siempre: horriblemente vestido, muy triste, y profundamente verde de la piel. Magnus dio gracias de que a menudo su propia marca de hechicero no era tan evidente. A veces era incómodo tener el dorado-verde en los ojos, como las hendiduras de las pupilas de un gato, pero esto era; por lo general, fácil de ocultar con un pequeño encanto, y si no, bueno, había un buen número de damas y hombres quienes no lo encontrarían una desventaja.

-¿Nada de glamour?- Preguntó Magnus.
-Dijiste que querías que me uniera a ti en los viajes que serían una ronda incesante de libertinaje- respondió Ragnor.

Magnus sonrió. -¡Yo!- Hizo una pausa. -Perdóname. No veo la conexión.

-He descubierto que tengo más suerte con las damas en mi estado natural- le dijo Ragnor.  -Las damas disfrutan de un poco de variedad. Había una mujer en la corte de Luis, el Rey Sol, quien dijo que no podía compararse con su “repollito querido”. Me han dicho que se ha convertido en todo un término popular de cariño en Francia. Todo gracias a mí.

Él habló en su mismo tono sombrío como de costumbre. A la llegada de las seis copas, Magnus se apoderó de ellas.

-Voy a necesitar todas estas. Por favor, traigan más para mi amigo.
           
-También hubo una mujer que se refería a mí como su dulce arvejita de amor- continuó Ragnor.

Magnus tomó un profundo trago reparador, miró hacia el exterior al sol y las bebidas ante él, y se sintió mejor respecto a toda la situación.

-Felicitaciones y bienvenido a Lima, la Ciudad de los Reyes, mi dulce arvejita.



Después del desayuno, que fueron cinco bebidas de Ragnor y diecisiete de Magnus, éste último llevo a Ragnor en un recorrido por Lima, desde el oro, curvado y tallado de la fachada del palacio del arzobispo con los edificios de colores brillantes en toda la plaza, con su práctica obligatoria de elaborados balcones, donde el español una vez había ejecutado delincuentes.

-Pensé que sería bueno para comenzar en la capital. Además, yo he estado aquí antes- dijo Magnus. -Hace unos cincuenta años. Yo tenía un tiempo espléndido, aparte del terremoto que casi se tragó la ciudad.

-¿Tuviste algo que ver con el terremoto?

-Ragnor- le reprochó Magnus a su amigo. - ¡No se me puede culpar por cada pequeño desastre natural que pasa!

-No has respondido a la pregunta- dijo Ragnor, y suspiró. -Confío en que tú seas. . . más fiable y menos como tú, cómo eres en general- advirtió, mientras caminaban. -No hablo el idioma.

-Así que no hablas español- inquirió Magnus. O ¿no hablas quechua?, o, ¿es que no hablas aymara?

Magnus era perfectamente consciente de que era un extranjero en todas partes a las que iba, y se ocupó de aprender todos los idiomas para que pudiera ir a cualquier lugar que eligiera.


El español había sido la primera lengua que había aprendido a hablar, después de su lengua materna. Esa era la única lengua que no hablaba a menudo. Le recordaba a su madre y a su padrastro; le recordaba el amor, la oración y la desesperación de su infancia. Las palabras de su patria descansaban demasiado de su lengua, como si tuviera el significado de ellas, bastante serio cuando hablaba en ella (Existían otros idiomas: Purgatico, Gehennico y Tartariano, que había aprendido para poder comunicarse con los de los reinos demoníacos, idiomas que se veía obligado a utilizar a menudo en su línea de trabajo; pero esos le recordaban a su padre de sangre, y esos recuerdos eran aún peores.)

La sinceridad y la gravedad, en opinión de Magnus, eran altamente sobrevaloradas, ya que estaba siendo forzado a revivir recuerdos desagradables. Él habría preferido ser divertido y entretenido.

-No hablo ninguna de las cosas que acabas de decir. – Le dijo Ragnor- Aunque, debo hablar  parloteo TONTO, ya que te puedo entender.

-Eso es perjudicial e innecesario- señaló Magnus. -Pero, por supuesto, puedes confiar en mí completamente.

-Eso sí, no me dejes aquí sin guía. Tienes que jurarlo Bane.

Magnus arqueó las cejas. -¡Te doy mi palabra de honor!

-Te encontraré- le dijo Ragnor. -Voy a encontrar cualquiera de la ropa absurda que tienes y traeré una llama al lugar donde duermes y me aseguraré de que se orine en todo lo que posees.

-No hay necesidad de ser desagradable sobre esto- dijo Magnus.- No te preocupes, te puedo enseñar cada palabra que necesitas saber en este momento. Uno de ellos es “fiesta” .

Ragnor frunció el ceño. -¿Qué significa eso?

Magnus arqueó las cejas. -Esto significa: “Party”. Otra palabra importante es "juerga".

-¿Qué significa esa palabra?
Magnus se quedó en silencio.

-Magnus- dijo Ragnor con voz severa. -¿Esa palabra también significa “Party"?

Magnus no pudo evitar la sonrisa socarrona que se dibujó en su rostro. -Me gustaría pedir disculpas- dijo. -Sólo que no siento ningún remordimiento en absoluto.

- Intenta con ser un poco sensible- sugirió Ragnor.

-¡Estamos de vacaciones!- Dijo Magnus.

-Siempre estás de vacaciones- señaló Ragnor. -¡Has estado de vacaciones durante treinta años!


Era cierto. Magnus no había estado fijo en algún lugar desde que su amante había muerto, no su primer amante, si no la primera que había vivido a su lado y murió en sus brazos. Magnus había pensado en ella con bastante frecuencia, la sola mención de ella no le dolía, ya que se acordaba de su rostro como la belleza familiar de distantes estrellas, no para ser tocado, excepto para brillar delante de sus ojos en la noche.

-No puedo tener suficiente aventura- dijo Magnus con ligereza. -Y la aventura no puede obtener suficiente de mí.

Él no tenía ni idea de por qué Ragnor suspiró de nuevo.



La naturaleza sospechosa de Ragnor continuó dejando a Magnus muy triste y decepcionado de él como persona, como cuando visitaron el lago Yarinacocha y los ojos de Ragnor se estrecharon cuando él exigió: ¿Esos son los delfines rosados​​?

-¡Eran de color rosa cuando llegué aquí!- exclamó Magnus indignado. Hizo una pausa y lo consideró. -Estoy casi seguro.

Pasaron de Costa a Sierra viendo todos los monumentos de Perú. El preferido de Magnus era tal vez la ciudad de Arequipa, un pedazo de la luna, hecha de roca sillar que cuando era tocada por el sol, brillaba deslumbrante y tan brillante como una blanca la luz de luna de llamativa agua.

Allí también había una señora joven muy atractiva, pero al final ella decidió que prefería a Ragnor. Magnus podría haber vivido toda su larga vida sin involucrarse en un triángulo de amor brujo, o sin escuchar el cariñoso "adorable planta de un hombre" dicho en francés, que Ragnor sí entendía.
Sin embargo, Ragnor parecía muy contento y por primera vez no parecía lamentar su llegada cómo cuando Magnus lo había convocado a Lima.

Al final Magnus fue capaz de persuadir a Ragnor alejarse de Arequipa solamente por presentarle a otra chica encantadora, Giuliana, que conocía su camino en la selva tropical, y aseguró a los dos que ella sería capaz de llevarlos a la ayahuasca, una planta con notables propiedades mágicas.

Más tarde Magnus tuvo motivos para lamentar la elección de este señuelo en particular mientras se ponía a sí mismo a través de las franjas verdes de la selva del Manu. Todo era verde, verde, verde, en todas partes donde veía. Incluso cuando él miró a su compañero de viaje.

-No me gusta la selva- dijo Ragnor con tristeza.

-¡Eso es porque no estás abierto a nuevas experiencias de la misma manera en que yo lo estoy!
           
-No,  porque es más húmedo que el sobaco de un jabalí y aquí huele el doble de mal.

Magnus empujó una fronda que goteaba de sus ojos. -Admito que ahí tienes un punto excelente y también has pintado un cuadro vivo con tus palabras.

No se estaba cómodo en la selva, eso era cierto, pero  de todos modos era maravilloso estar allí. El grueso verde de la maleza era diferente a las delicadas hojas más arriba de los árboles, las formas de plumas brillantes de algunas plantas que agitaban suavemente sus mechones con los demás. El verde a su alrededor fue interrumpida por bruscas interrupciones brillantes: el rocío vivo de las flores y de los movimientos rápidos que sólo significaba animales en lugar de hojas.
Magnus estaba especialmente encantado con la visión de los monos araña; anteriores, delicados y brillantes, con largos brazos y piernas extendidos en los árboles como las estrellas, y la ligereza primaveral tímida de los monos ardilla.

-Imagina esto- dijo Magnus. -Yo con un pequeño amigo mono; le podría enseñar trucos, podría vestirlo con una chaqueta. ¡Podría verse exactamente como yo! Pero lo en una forma más mona.
           
-Tu amigo se ha vuelto loco y se ha mareado con el mal de altura- anunció Giuliana.- Aquí estamos a muchos metros sobre el nivel del mar.

Magnus no estaba del todo seguro de por qué había traído una guía, excepto que parecía calmar a Ragnor. Otras personas probablemente seguían obedientemente a sus guías en lugares desconocidos y potencialmente peligrosos, pero Magnus era un brujo y totalmente preparado para tener una batalla mágica con un demonio jaguar si se requería. Sería una excelente historia que podría impresionar a algunas de las mujeres que no estaban inexplicablemente atraídas por Ragnor. O a algunos de los caballeros.

Perdido en la recolección de fruta y en la contemplación de jaguares demonios, Magnus miró a su alrededor en un punto y se encontró separado de sus compañeros y perdido en el verde desierto.
Hizo una pausa y admiró las bromelias, enormes flores iridiscentes como copas en forma de pétalos, brillando con el color y el agua. Había ranas dentro de los huecos de joyas brillantes de las flores.
Luego miró a los ojos marrones redondos de un mono.

-Hola, compañero- dijo Magnus.

El mono hizo un ruido terrible, medio gruñido, medio.

-Empiezo a dudar más de la belleza de nuestra amistad- dijo Magnus.
           
Giuliana les había dicho que no dieran marcha atrás al ser abordados por los monos, pero que se quedaran quietos y conservaran un aire de serena autoridad. Este mono era mucho más grande que los otros monos que Magnus había visto, con hombros amplios y gruesos agrupados, casi negro de piel, un mono aullador, Magnus recordó que eran llamados.

Magnus lanzó al mono un higo. El mono tomó el higo.

-No- dijo Magnus. - Vamos a considerar el asunto resuelto.
El mono avanzó, masticando de forma amenazante.

-Yo más bien me pregunto qué estoy haciendo aquí. Disfruto de la vida de la ciudad, ya sabes, -observó Magnus. -Las luces brillantes, la compañía constante, el entretenimiento líquido. La falta de monos repentinos.
Hizo caso omiso de los consejos de Giuliana y dio un paso inteligente hacia atrás, y lanzó otra pieza de fruta. El mono no mordió el anzuelo esta vez; se enrolló y sacudió, lanzando un gruñido, y Magnus dio varios pasos más atrás hacia un árbol.

Magnus se agitó en el impacto, brevemente agradeció que nadie lo observara y esperase que fuera un brujo sofisticado, y tenía un mono lanzando directamente hacia su rostro.

Gritó, giró y corrió a través de la selva tropical.
Ni siquiera se le ocurrió dejar la fruta. Cayó una por una en una cascada brillante mientras corría por su vida que amenazaba un simio. Oyó la persecución y huyó rápidamente, hasta perder toda su fruta y corrió a la derecha hacia Ragnor.

-¡Ten cuidado! - Espetó Ragnor.

-En mi defensa, está muy bien camuflado.
Señaló Magnus y luego detalló su terrible aventura con el mono dos veces, una vez para Giuliana en español, y de nuevo para Ragnor en Inglés.

-Pero, por supuesto, te debiste haber retirado de inmediato del macho dominante- dijo Giuliana. -¿Eres un idiota?, fuiste muy afortunado que se distrajera de arrancar tu garganta por la fruta. Él pensó que estabas tratando de robar sus mujeres.

-Perdón, pero no tienen el tiempo para intercambiar este tipo de información personal- dijo Magnus. -¡No podría haberlo sabido! Por otra parte, deseo asegurar a los dos que yo no cometí ningún avance amoroso con las monas. -Hizo una pausa y le guiñó un ojo. - En realidad, no ví a  ninguna, por lo que nunca tuve la oportunidad.

Ragnor parecía muy arrepentido por todas las opciones que habían llevado a su ser en este lugar y sobre todo en esta empresa. Luego se inclinó y susurró, suficientemente bajo como para que  Giuliana no pudiese oír y de una manera que recordó a Magnus a su fatal némesis mono:

-¿Has olvidado que puedes hacer magia?

Magnus dedicó un momento para echar una mirada desdeñosa sobre su hombro.

-¡No voy a hechizar a un mono! Honestamente, Ragnor. ¿Por quién me tomas?



La vida no podría ser totalmente dedicada al libertinaje y a los monos. Magnus tuvo que financiar todo el consumo de algún modo. Siempre había una red Submundo para encontrar, y se había asegurado de hacer los contactos adecuados tan pronto como había puesto un pie en Perú.

Cuando su experiencia particular fue necesaria, trajo a Ragnor con él. Ellos abordaron el barco en el puerto de Salaverry juntos, ambos vestidos con sus mayores galas. Magnus estaba usando su sombrero grande, con un penacho de pluma de avestruz.

Edmundo García, uno de los comerciantes más ricos de Perú, se reunió con ellos en la cubierta de la  proa. Era un hombre de tez florida, vestido con una sotana de aspecto caro, pantalones hasta la rodilla y una peluca empolvada. Una pistola grabada colgaba de su cinturón de cuero. Miró a Ragnor.

-¿Eso es un monstruo marino?- Exigió.

-Él es un brujo muy respetado- dijo Magnus. -Ustedes pueden, de hecho, conseguir dos brujos por el precio de uno.

García no había hecho su fortuna girando su nariz para arriba en gangas. Él fue al instante y quedó para siempre en silencio respecto al tema de los monstruos marinos.

-Bienvenido- dijo en cambio.
           
-No me gustan los barcos- observó Ragnor, mirando a su alrededor. –Estoy  vilmente mareado.

La inflexión de la broma verde fue demasiado fácil. Magnus no iba a rebajarse a hacerlo.

-¿Le importaría ilustrarme sobre lo que implica este trabajo?- preguntó en su lugar. -La carta que recibí dijo que tenía necesidad de mis talentos especiales, pero debo confesar que tengo tantos talentos que no estoy seguro de cual necesita. Todos ellos están, por supuesto, a su disposición.

-Ustedes son extraños en nuestras costas- dijo Edmundo García. -Así que tal vez usted no sabe que el estado actual de la prosperidad en Perú se basa en nuestro principal producto de exportación: el guano.

-¿Qué está diciendo?- Preguntó Ragnor.

-Hasta el momento, nada que te interese- dijo Magnus. El barco se sacudió bajo sus pies sobre las olas. - Perdón. Estabas hablando sobre excrementos de aves.

-Lo estaba- dijo García. -Durante mucho tiempo, los comerciantes europeos fueron los que más se beneficiaron de este comercio. Ahora se han aprobado leyes para asegurar que los comerciantes peruanos tendrán la ventaja en dichas negociaciones, y los europeos tendrán que hacernos socios en sus empresas o retirarse del negocio de guano. Una de mis naves, teniendo una gran cantidad de guano como carga, será una de las primeras enviadas ahora que se han aprobado las leyes. Me temo que pueda haber asaltos en el barco.

-¿Crees que los piratas se dedican a robar excrementos de aves?- preguntó Magnus.

-¿Qué está pasando?- gimió Ragnor lastimeramente.

Él estaba dudoso acerca de la carga, pero sí sabía algo sobre los europeos en picada y por la reivindicación de todo lo que veían como si fuera de ellos, sin duda, la tierra y la vida, producir y la gente.

Añadiéndose que nunca había tenido una aventura en alta mar antes.

-Estamos dispuestos a pagar generosamente- ofreció García, nombrando una suma.

-Oh. Bueno, en ese caso, considéranos como contratados- dijo Magnus, y le dio la noticia a Ragnor.


-Todavía no estoy seguro de nada de esto- dijo Ragnor. -Ni siquiera estoy seguro de dónde sacaste ese sombrero.

Magnus lo ajustó para obtener el máxima garbo. -Sólo un poco de algo que aprendí. Parecía apropiado para la ocasión.

-Nadie usa algo ni remotamente parecido a eso.

Magnus lanzó una mirada de menosprecio desafiante en torno a todos los marineros a la moda- Lo siento por ellos, por supuesto, pero yo no veo por qué esa observación debe alterar mi actual curso muy elegante de la acción.
           
Él observó hacia la cubierta del barco a través del mar. El agua era de un verde muy claro, con la misma sombra de color turquesa y esmeralda, como en una turmalina verde brillante. Dos barcos se veían en el horizonte, el buque que se dirigía a unirse, y uno más, que Magnus  sospechó de primeras que era un barco pirata con intención de atacar en el acto.
Magnus chasqueó los dedos, y su propia nave tomó el horizonte de un trago.

-Magnus, no uses magia en la nave para ir más rápido- dijo Ragnor. -Magnus, ¿por qué estás haciendo magia para que el barco vaya más rápido?

Magnus chasqueó los dedos otra vez, y unas chispas azules danzaron en el lateral gastado y la tormenta astillada de la nave. -Veo, veo piratas temibles en la distancia. Listo para la batalla, mi amigo verde.

Ragnor estaba enfermo en ese fuerte y eso hacía que estuviera más descontento con él, pero fueron ganando terreno a los dos barcos, por lo que Magnus estaba contento en general.

-No estamos cazando piratas. ¡Nadie es un pirata! Estamos salvaguardando carga y eso es todo. ¿Y cuál es esta carga, de todos modos?- Preguntó Ragnor.

-Eres más feliz sin saberlo, mi arvejita dulce- le aseguró Magnus.

-Por favor, deja de llamarme así.
-Nunca lo haré, nunca- prometió Magnus y él hizo un rápido gesto económico con sus anillos  capturando la luz del sol y la pintura al aire en diminutas pinceladas brillantes.

El barco de Magnus insistía en pensar que el barco pirata enemigo debía estar notablemente a un lado. Era posible que Magnus hubiese ido un poco, demasiado lejos allí.

García parecía muy impresionado de que Magnus podía deshabilitar naves a distancia, pero él quería estar absolutamente seguro de que la carga estaba a salvo, por lo que señaló a su buque al lado del mayor buque del barco pirata que estaba ya quedando muy, muy por detrás de ellos.
Magnus estaba perfectamente contento con este estado de cosas; ya que estaban cazando piratas y teniendo aventuras en alta mar, era algo que siempre había querido probar.

-Hazlo también- instó a Ragnor. -Va a ser una gran aventura, ya verás.

Luego cogió una cuerda y  la abrió, gallardamente, a través de brazas de brillante azul del espacio y en un tramo de la reluciente cubierta.

Después se dejó caer, claramente, en la bodega.

Ragnor le siguió unos momentos después.
           
-Mantén el aire en la nariz- Magnus aconsejó urgentemente. -No respirares. Obviamente alguien estaba mirando en la carga, y salió de la bodega abierta, y los dos nos acabamos de llegar directamente.

-Y ahora estamos aquí, todo gracias a ti, en la sopa.

-Si- dijo Magnus.

Hubo una breve pausa de ambos para evaluar el horror de la situación. Magnus, en lo personal, estaba horrorizado hasta los codos. Aún más trágico, había perdido su sombrero vivaz. Simplemente estaba tratando de no pensar en la sustancia en que, en su mayoría, estaban enterrados. Si él pensó que era muy difícil que fuese excremento de pequeños mamíferos alados, pudo imaginar que estaba atrapado en otra cosa. Algo más.

-Magnus- dijo Ragnor- Puedo ver que la carga que estamos protegiendo es una sustancia muy desagradable, pero ¿podrías decirme exactamente qué es?

Al ver que el ocultamiento y la simulación eran inútiles, Magnus le dijo.

-No me gustan las aventuras en el Perú- dijo Ragnor al fin con voz ahogada. -Quiero ir a casa.

No fue culpa de Magnus cuando la resultante rabieta del brujo logró hundir el barco lleno de guano, pero él fue culpado de todos modos. Peor aún, no le pagaron.

Sin embargo, la destrucción sin sentido de Magnus de la propiedad peruana no fue la razón por la que fue expulsado de Perú.

6 comentarios:

  1. omg omg omg omg omg!!!! como no agradecerte mensa *O* ye res muy tienita *-*
    GRACIAS!!! MILLONES DE GRACIAS!!!!!!!!
    no se que más decirte o como más agradecerte :p

    :O verdad!!! a quien quieres atado a tu cama?? xDD dime y le diré a tania que me ayude :p y a dita :p y todos menos a lukas, nic ni mariana porque son los buenitos y no quiero que se vayan por el mal camino :3 jajaja

    de verdad muchas gracias >.< !!! te quiero montones :3

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  2. hahahahahahah Me parece curioso que no me reprendieras por el mensaje del porno para tu hermana O_O

    I love u too my friend! :p

    Y no, esos nos matan, así que será secreto entre nosotras el secuestro 1313

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  3. Yo te ayudo Janita, of course ^^

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  4. Mi Dita, cada vez me ayudas, te amo :p

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  5. es que no dije nada porque morí de la risa jajajaj xDD

    sabía que mi hermosa hija me ayudaría :3

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  6. Tu hija es digna de llevar tu sangre Janita :p

    ¿tanta risa te dio? haha imagina a mí mientras lo escribía ¬¬

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