Debo cumplir con muchas cosas más, como por ejemplo: Las traducciones para Encarnita y la creación de su página en el blog y la otra banda sonora de El Blues del Hada Azul :( Quise participar, pero las circunstancias me lo impidieron, así que me quedé con las ganas de una copia hahaha
Y el concurso que haré con mi prima, Anya, del blog N&N
Ó sea, debo apurarme y dejar la pereza :p
Este es el cuarto capítulo que arreglo, los otros dos intentaré dejarlos en unas cuantas horas más o en la madrugada siguiente. Espero que te siga gustando, Leticia ^^
Capítulo
IV
Holly se movió por la cocina, tarareando en voz baja para sí
misma. Al poner el último de los platos, miró su reloj. Los chicos estaban fuera
ejercitando a los caballos y aun les faltaba algo para regresar.
Se sentía lista para un poco de aire fresco y una caminata corta. Su
espalda le había dolido persistentemente
en toda la mañana, y tal vez, si podía salir y estirarse, se sentiría mejor.
Salió de la casa y se puso a caminar más allá del granero. Le encantaba
explorar las tierras que rodeaban su cabaña. Siempre obtenía una vista
espectacular, sin importar en qué dirección iba.
Hoy, se fue en círculos detrás del establo y se dirigió hacia los árboles hasta
una pendiente suave. Sabía que una vez que
alcanzara la cima de la pendiente sería capaz de mirar sobre un pequeño valle y el río que lo
atravesaba.
Hizo una pausa a intervalos variables, mientras la puntada en el costado aumentaba
en intensidad. Dios, se había convertido en un cobarde desde que se
embarazó. Se apoyó contra un árbol por el apoyo y dejó escapar el aire.
Miró hacia arriba y calculó la distancia restante. Si caminaba un poco más
se sentaría en su roca favorita y disfrutaría de la vista.
Cuando llegó a la cima, se detuvo un momento, poniendo una mano en la espalda
mientras observaba el río fluir. Volvió
la cabeza para localizar el lugar en que por lo general se sentaba, cuando un
calambre recorrió su abdomen, dejándola fuera de balance.
Entró en pánico cuando su pie resbaló en el borde. Se tambaleó
peligrosamente, luchando por mantener el
equilibrio. Por un momento, pareció suspendida en el aire. Entonces cayó hacia atrás.
Sus dedos se aferraron a la tierra, golpeando contra las rocas y raíces y
aterrizó con un ruido sordo y se deslizó rápidamente por la pendiente hacia el
río.
El dolor se disparó en la pierna cuando su pie quedó atrapado entre dos rocas y
su tobillo se torció, más detuvo su avance hacia abajo y llegó a un alto
discordante.
Cuando estuvo segura de que ella no caería abajo más lejos, enroscó sus brazos
alrededor de su vientre, sintiendo los movimientos del bebé. Mentalmente,
hizo un chequeo de dónde le dolía.
Su tobillo le latía, y miró hacia abajo para ver su pie todavía sólidamente
enclavado entre dos grandes rocas. Cuando trató de llegar a abajo con la mano para
empujar las piedras, el hombro protestó con vehemencia.
¡Maldita sea!
Estaba bien. Estaba razonablemente segura de
que no había nada roto. Su hombro le dolía como el diablo, probablemente
acababa de dislocarse, y el tobillo había recibido un buen desgarro. Si ella
pudiera sacar su pie libre, podría arrastrarse por la pendiente.
Otro temblor comenzó bajo en la espalda y se extendió hacia el frente de su
vientre, apretando incómodo. Se frotó con la mano libre y trató de
mantener su hombro derecho inmóvil.
Bueno, esto era un buen lío, más sabía que no tenía que preocuparse. Ella
podría tener que pasar el tiempo un rato
aquí, pero los chicos la encontrarían. Iban a regresar de montar y probablemente, cuando no pudieran encontrarla
se asustarían
Una punzada de culpa la perturbó. No debería haberse ido a caminar hasta que
regresaran, más ella no había imaginado que podría caerse, cuando había
recorrido este camino muchas veces antes sin incidentes.
Se preocuparían hasta que la encontraran, pero
lo harían. De eso estaba segura. Hasta entonces, tendría que
tratar de relajarse. Tal vez incluso tomar una siesta corta para dejar de pensar en su dolor de
espalda y en el tobillo palpitante.
Su abdomen apretó de nuevo, y pasó su
mano sobre su vientre, tratando de trabajar para no sentir la incomodidad. Después,
cerró los ojos y se esforzó por ser
paciente.
***
Holly abrió los ojos y parpadeó, tratando de dar
sentido a su entorno. Se estremeció cuando el aire fresco de la noche sopló sobre su
piel.
Dolor crudo, dolor centrado en su estómago y reunido en la ingle. Su
espalda se sentía como si alguien estuviera apuñalando un atizador de fuego en
ella.
Se movió, tratando de sentarse, pero rápidamente cayó cuando su cuerpo
protestó.
El sol se había hundido en el cielo y el atardecer no estaba lejos. Por
primera vez, el temor le llenó la espalda. ¿Por qué no la encontraban
todavía? No tenía ningún deseo de estar aquí después de oscurecer. Maldita
sea, quería ir a casa y pasar la noche en los brazos de los hombres que amaba.
Un sonido le hizo volver la cabeza hacia arriba y se esforzó en escuchar, ¿Había
oído su nombre?
El grito áspero se acercaba.
Luchó para tratar de liberar su pie sin ningún resultado. Sabiendo que no
tenía más remedio que esperar que a que la
oyeran, echó atrás la cabeza y gritó tan fuerte como pudo.
Unos segundos más tarde, tierra y rocas
cayeron sobre su cabeza.
-¿Holly?
-¡Ryan! Estoy aquí- gritó con voz ronca.
Unos segundos más tarde, Ryan se deslizó por la
pendiente. Antes de que pudiera emitir sonido alguno, él la tomó en sus
brazos. -Oh, Dios mío, Holly, ¿Estás bien? ¿Qué pasó?
Le temblaban las manos mientras acariciaba su
cuerpo, tocándola, tranquilizándose a sí mismo que estaba bien. Se agachó y
buscó la radio apostada en su cadera.
-Adam, Ethan, la he encontrado.Se cayó por la
pendiente detrás del granero. Donde le gusta sentarse.
Arrojó la radio hacia un lado, incluso mientras los otros respondieron que
estaban en camino.
-¿Estás herida?- Preguntó con ansiedad. -¿Qué pasó?
-Mi pie está atrapado- dijo - Me torcí el
tobillo. No pude liberarme. Y creo que mi hombro se dislocó, pero
puedo moverlo, así que no creo que sea algo malo.
Ryan se inclinó sobre su pie atrapado y lo
quitó con facilidad. Pasó los dedos sobre las áreas sensibles. -No
creo que se haya roto- dijo, con
evidente alivio en su voz. -Ha crecido, pero parece ser sólo un esguince.
Se quedó sin aliento, mientras el vientre se endureció una vez más, esta vez mucho más
doloroso que antes. - ¡Oh!
Ryan la observo con la preocupación arrugando s u frente. -
¿Qué pasa?
Un chorro repentino de humedad aumentó entre
sus piernas. Seguido por otro espasmo bajo en su vientre. Oh, Dios
mío, era tan estúpido.
Ella estaba de parto. ¿No se suponía que
dolería más que esto? Todo lo que había sentido era una molestia
leve. Ajuste menor, pero el problema era que lo había estado sintiendo durante todo el
día. ¿Habría estado tanto tiempo en trabajo de parto?
-Ryan, creo que mi líquido acaba de romperse - Ella
trató de mantener la ansiedad de su voz, pero sabía que había fracasado
miserablemente. -Y duele. Creo que estoy en trabajo.
Ryan palideció. -¿Desde cuándo?
-Durante todo el día, creo.
Maldijo
largo y duro. -¿Por qué no dijiste nada? - Exigió. -¿Por qué
viniste aquí?
Las lágrimas llenaron sus ojos por otra
contracción que la dejó sin aliento. - No lo sabía - jadeó mientras una lágrima caía sobre su mejilla. -No me
di cuenta. Lo siento.
Él la tomó en sus brazos y la balanceó hacia
atrás y hacia adelante. -Lo siento, cariño. Estaba tan asustado. Dios,
no hemos podido encontrarte en ninguna parte. Tenía tanto miedo de
perderte.- Levantó la cabeza y miró a su alrededor. -Maldita sea, ¿Dónde
están?
Ella se puso rígida en sus brazos y gimió
suavemente mientras otra contracción golpeaba.
La mano de Ryan se sacudió cuando miró
su reloj. -Eso no fue hasta hace dos
minutos.
-¡Ryan!
Holly y Ryan miró hacia arriba mientras Adam les gritaba.
-¡Aquí abajo! Voy a necesitar ayuda para
llevarla- dijo Ryan. Miró a Holly y le
apretó la mano. -No te preocupes, amor. Nosotros nos encargaremos de
ustedes.
Ella le apretó la espalda. -Sé que lo
harás.
Adam se deslizó unos segundos más tarde y se
arrodilló junto a Holly, su profunda preocupación grabada en su
rostro. -¿Estás bien, cariño?
Ella asintió con la cabeza.
-Está en labor, Adam.
Adam se volvió de golpe hacia Ryan. -¿Estás
seguro?
-Estoy segura, dijo Holly con sequedad.
-A la mierda- maldijo Adam. - Tenemos que
sacarla de este infierno e irnos hacia la montaña.
Ella levantó una mano y suavemente acarició su
mejilla. -No hay tiempo.
-¿Qué quieres decir con que no hay tiempo?- Exigió Adam.
-Sus contracciones son muy seguidas- dijo Ryan
con gravedad. -Creo que está cerca.
La cara de Adam se decoloró y el pánico se encendió en sus
ojos. Ethan le gritó desde la parte superior, y él gritó de nuevo: -Quédate allí. Estamos
por subirla.
Adam se inclinó y sostuvo con cuidado a Holly en sus
brazos. Él asintió hacia
Ryan. -Sube, vamos a tener que relevarnos. No quiero correr el riesgo
de caer con ella.
Ryan trepó por la ladera, deteniéndose a varios
metros hacia arriba. Hundió los pies en el suelo y se agachó hasta
Holly. Adam se movió hacia arriba hasta llegar a Ryan. Luego dejó a Holly en los brazos de su hermano antes de que
pudiera caerse.
Cuando llegaron a la cima, Ethan se inclinó por ella, abrazándola fuertemente
contra su pecho. Su respiración era irregular y su corazón latía con
fuerza contra su mejilla.
-Gracias a Dios que estás bien- le susurró Ethan mientras le besaba la frente.
-Ella está en trabajo de parto- le dijo Adam al llegar junto a él y Ryan subió junto a Ethan.
El agarre de Ethan se tensó alrededor de ella. -Ve a buscar
sus cosas. Me la llevaré a la Rover.
-No hay tiempo.
-¿Qué quiere decir que no hay tiempo?- Exigió
Ethan.
-Tendrá que estar aquí- dijo Adam en voz
baja. -Sus contracciones son muy seguidas. No tenemos tiempo para
llegar a la ciudad.
Holly
gimió con una nueva contracción, esta vez mucho más fuerte que la
anterior, que arrancó en su vientre.
Ethan maldijo y se fue por el camino a un ritmo acelerado. Adam y Ryan se
apresuraron adelante hacia la cabina.
-Ethan, estoy bien- exclamó ella-. No tienes
que preocuparte.
Le dio otro beso en su frente cuando se
acercaron a la cabina. -Siempre me preocupo por ti, muñeca.
Cuando entraron en la casa, Adam y Ryan
entraron en la habitación. -Ponla aquí- Adam ordenó, señalando hacia la
cama. -Tenemos que evaluar la situación. Ryan, toma al teléfono y ve si
no podemos conseguir pronto a la partera aquí.
Ethan la dejó sobre la cama cuando otra
contracción se apoderó de ella. Cerró los ojos, apretando los
dientes. Por algo no había sido tan
doloroso durante todo el día, seguro que estaba haciendo esto para recuperar el
tiempo perdido.
Adam pasó las manos con preocupación
sobre su rostro, apartándole el pelo revuelto de sus ojos. -Voy
a tira hacia abajo, nena. Tengo que ver lo que está
pasando.
Ella asintió y contuvo
el aliento, mientras otra dolorosa contracción siguió a la última de
cerca.
Adam desprendió su ropa, teniendo
cuidado con sus lesiones. Ethan flotaba junto a la
cama, su rostro cubierto de pánico.
- Oh, Dios, Adam, ¡Siento que tengo
que pujar!
Adam lanzó sus pantalones a un lado
y observó los ojos muy abiertos y asustados que lo miraban
fijamente. Su intestino se apretó con tanta ansiedad que
ni siquiera podía pensar con claridad. Más él sabía que tenía
que mantener la calma para Holly, y tratar de hacerla sentir lo
más cómoda posible.
-Escúchame, cariño. Te necesito para tratar
de calmarte y que respirares profundo. No pujes, sin
embargo, si puedes evitarlo.
Ryan entró otra vez- Está en camino, pero va a tardar un
poco.
-No tenemos mucho tiempo- murmuró Adam.
-¿Qué vamos a hacer?- Preguntó Ethan mientras
se dirigía a reunirse con sus hermanos. -¡No tengo ni idea
de cómo dar a luz bebés!
Adam se encogió de hombros, tratando de
mantener el pánico dentro de su voz.-Hemos dado a luz a los
potros. No puede ser tan diferente.
Holly levantó la cabeza de la cama y
dirigió una mirada descontenta hacia
él. - No me compares con un caballo.
Él sonrió, sintiendo que la tensión se
alejaba de su pecho un poco. Podría hacer esto. Harían
esto. Holly dependía de ellos.
-Ryan, ve detrás de ella y haz todo lo
posible por mantener la calma- dijo en voz baja.-
Ethan tú y yo
tenemos que lavarnos a continuación, tienes
que buscar algunas provisiones. Necesito algo para pinzar
el cordón umbilical, y yo necesito una de esas jeringas bombilla que
tenemos en el botiquín médico afuera. Trae cualquier otra
cosa que creas que necesitemos, porque no puedo pensar con
claridad para salvar mi vida. Y date prisa, por un demonio.
que traduccion haces ahora espero poder leerla.. que es eso del concuerso? de que se trataba?
ResponderEliminarcomo e gozado, la despistada esta de parto y no se dio cuenta y lo mejor comparada con una yegua en esos momentos, muy sutil uno de sus mariditos jejejeje... pero que shusto tar en una situacion así... Gracoas ami..Leti
Oh, es del cuarto libro de Ann Brashares: "La hermandad del pantalón viajero". Yo sólo tenía el prólogo, porque esperaba que alguien lo pidiese y la semana pasada sucedió. Como mi computador antiguo murió, perdí la traducción completa ¬¬
ResponderEliminarSi, me hace muy gracioso ese comentario de la comparación, aunque lo encontré lógico :S
Y por último, aquello del concurso.. pues, te lo enviaré apenas esté listo, aunque no sé si pediremos que los concursantes posean blog. Bueno, ya veremos eso.
Saludos, Leticia ^^