Éstos últimos nueve meses he ido de un lado a otro, ocupando mi tiempo en diversas cosas y ha llegado un punto en el que me detengo y digo: ¿Quién soy?
Esa es una pregunta típica, no tiene nada de extraordinaria y uno se la hace muchas veces en la vida.
Sé que quiero seguir viajando, que me gusta tal música, tal película, mas mi fuerza de cambio me asombra a cada momento.
He hecho a un lado mi profesión y me dedico a los odiados números. No cambié, pero sí me estoy amoldando a las exigencias de la vida y eso me desconcierta y enoja, en cierto modo.
Pretendía salirme del rebaño hasta que mis huesos no me soportaran.
La felicidad al crecer como persona, al integrarte a un núcleo es mayor a la que supuse en mi adolescencia. Y estar con el corazón hecho añicos (quién me manda a confesar mis sentimientos), no es tan malo como me lo pinté en mis peores pesadillas.
Cada día soy más fuerte, humana y agradezco el estar viva y compartir con amigos, poder descansar al fin de la desconfianza y seguir... sólo eso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario